¿Qué haría Rafa?
¡Mira es Nadal ¡. Dijeron casi al unísono mis dos hijos con los ojos abiertos y una cara increíble de admiración. Era octubre del 2013, entrenaba al Mallorca y tuve la oportunidad de pasar un rato en compañía de Rafa y su tío Toni tras ver una sesión de su entrenamiento. Hablamos de muchas cosas; de fútbol, de tenis, del Madrid , del Barça. Nadal para mí ha sido, es y será el mejor deportista español de todos los tiempos y compartir con un él un tiempo fue un privilegio. Comprobé en persona lo que sospechaba cada vez que lo veía por televisión . Nada se consigue sin trabajo, sacrificio y esfuerzo. Pero esa certeza, que parece una evidencia en su caso, es una máxima innegociable que fue una lección para mí. Aprendí de aquel encuentro a buscar siempre un poco más. Sin obsesiones pero sin excusas.
Pasado un tiempo y sin cometer el error de compárame con él. Vivimos ahora situaciones diversas. Él trata de recuperar su tenis en un torneo grande como el Open USA, yo busco construir un nuevo proyecto ilusionante en Córdoba tras un tiempo extraño. Teniendo el tenis poco que ver con el fútbol por el componente colectivo de uno y el individual del otro, si es cierto que un entrenador y un tenista están solos en la decisión final. Escuchan, trabajan en equipo, preguntan, miran pero afrontan ese punto definitivo o ese momento crítico del partido en soledad. Y en esos momentos recuerdo la mirada pasional y directa de Rafa. Su determinación. Esa fe en el trabajo y el esfuerzo que es el antídoto contra el fracaso pero también contra el éxito. Siempre tras una victoria o una derrota hay que seguir trabajando.
En el fútbol he vivido momentos inolvidables y visitas a los infiernos. Ascensos y destituciones. Risas y sufrimiento. Como la vida misma este deporte en el que vivo inmerso desde pequeño es un continuo laberinto de sensaciones. Una montaña rusa donde el domingo tras la victoria eres Dios y dos días después un demonio por no acertar en un cambio. Vivir en esa vorágine, justa o no, es parte del juego. Y en unos momentos, como en otros rescato ese recuerdo de Rafa diciendo a Pablo y Miguel que hay que trabajar duro, que hay que sufrir, que hay que pelear, y reconociéndoles que muchas veces eso no es suficiente. Y en esos momentos que no llegas, pero también cuando piensas que estás en lo más alto, hay que seguir trabajando. La pregunta siempre es la misma, ¿qué haría Rafa?. La respuesta es sencilla.