Carta a la afición del Córdoba
Dicen que uno no se va nunca de donde siente como en casa. Mi etapa profesional en el Córdoba CF ha terminado, no como yo hubiera querido, pero ha terminado. En este casi año y medio mi casa ha sido El Arcángel, la ciudad deportiva, las calles de la ciudad y los pueblos que conocido. Mi familia y yo nos hemos sentido queridos y respetados. Hemos vivido el cordobesismo intensamente. El fútbol es un juego en el que el éxito y el fracaso lo marcan líneas muy finas. Estaba fuerte para seguir y convencido de poder dar alegrías a esa afición que siempre ha estado a nuestro lado. Una afición de primera a la que sólo quiero decir que siga animando al equipo, que siga creyendo en este grupo. Siempre he dicho que juntos somos más fuertes. Yo ya no dirijo al Córdoba desde el banquillo pero voy a seguir siendo uno más de esta familia blanquiverde. Una familia, que como todas, no está siempre de acuerdo, que discute y se enfada, pero que también disfruta y se ilusiona. He estado en muchos equipos, y espero estar algunos más, pero una parte de mi corazón ya está ocupada por el Córdoba y su gente. Gracias, hasta siempre.